DUELO. El agujero en el alma

Cuando perdemos a alguien querido, o algo muy preciado, bien sea por muerte, separación, ausencia, desaparición, etc. nos duele el alma, y el corazón. Parece que se nos para el tiempo, a veces hasta nos falta el aire y la vida pierde parte de su sentido.

El duelo es un proceso natural y adaptativo a una nueva realidad que se produce como respuesta ante una pérdida afectiva. Se caracteriza por la presencia de emociones de diversas intensidades y en el cual se suelen diferenciar fases que la persona irá atravesando.

Para reconocer un duelo sano, se deben dar las siguientes características:

– Había un vínculo emocional con la persona, animal u objeto que se ha perdido.

– El proceso conlleva la adaptación emocional y cognitiva a la nueva realidad en un tiempo prudente, donde se recoloca el mundo asumiendo la pérdida como irremplazable y para siempre.

– El tránsito del duelo pasa por fases, con tiempos y orden que puede manifestarse de forma diferente en cada persona:

  • Negación/Shock: Puede durar desde unas horas a semanas y se caracteriza por incredulidad e incomprensión de lo sucedido.
  • Anhelo y búsqueda: Durará meses o años. Caracterizada por sentimientos depresivos y tristeza por anhelo de la pérdida.
  • Ira: aparece la rabia, el enfado y la frustración.
  • Negociación con la realidad: se comienza a aceptar la pérdida, pero pueden aparecer sentimientos depresivos, apatía y desesperación.
  • Aceptación: se asume la pérdida y las emociones se reequilibran, pudiendo recordar sin tanto dolor y con cariño. El doliente empieza a recuperar su identidad personal y reorganiza su vida.

No es una patología o un trauma, aunque a veces tiene un coste en diversas áreas de la vida de la persona (física, social, laboral, familiar) que dificultan su día a día.

→ Cuando el dolor perdura en el tiempo, los mecanismos de defensa naturales no se han activado correctamente y el malestar interfiere en la vida de la persona de manera importante, es conveniente revisarlo.

En ocasiones se requiere apoyo para transitar el duelo, para gestionar de manera efectiva la situación o por no haber superado alguna de las fases del proceso.

Es importante respetar los tiempos individuales y desarrollar modos de afrontamiento valiosos y eficaces para cada uno.

El trabajo psicológico ayuda a aceptar la realidad de la pérdida, a experimentar las emociones y el dolor de forma libre y sana, a adaptarse a un medio que implica la ausencia, y a resituar emocionalmente la pérdida y continuar viviendo.

oscuridad con un agujero claro en el fondo, que representa el dolor del duelo

Para entender el duelo a veces sirve verlo como un agujero oscuro y profundo, en el corazón o en el alma, que nos deja la pérdida sufrida.

Un agujero que ocupa mucho sitio. Reduce posibilidades. Pierde cosas. Trae recuerdos.

Nos duele y nos angustia, pero poco a poco lo vamos a ir llenando de nuevo, recolocando con cuidado todas las piezas implicadas; las nuevas, las antiguas.

Eligiendo su sitio, con calma, con ternura y con mucho respeto.

Ana Sainz-Pardo

 

Foto de Plato Terentev

Foto de Filipe Delgado

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