Dolor del alma. ESTADOS DE ÁNIMO: tristeza, apatía, depresión.

A veces duele, pero no sabemos el qué. Sentimos como si fuese el alma a estar sufriendo.

Es difícil de explicar, y a veces, resulta complicado de entender. Porque hay dolores que no se ven, solo están. Los estados de ánimo como la apatía o la tristeza, nos hablan de esto.

TRISTEZA: es un sentimiento de dolor, caracterizado por un estado de ánimo pesimista, insatisfecho y con lloros frecuentes.

En ocasiones se manifiesta tiñéndolo todo de gris, de negro. Anulándolo todo; desgastando y aniquilando ganas, emociones, experiencias, gustos, intenciones o recuerdos.

APATÍA: es un estado generalizado de falta de interés, energía y motivación, que puede conllevar a dificultades sociales, así como sensaciones de insatisfacción y emociones desagradables sobre uno mismo y el entorno.

Parece que todo se vuelve pesado, inapetente, lejano. Se diluye la ilusión por hacer, por ver, por estar…y aparece la culpabilidad, la soledad.

Es como si el mundo se transformase en una cuesta arriba infinita, y para cualquier cosa, para todo, debo llegar a la cima.

DEPRESIÓN: es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza principalmente por la presencia continuada y muy intensa de tristeza, apatía y falta de autoestima. A menudo también aparecen sentimientos de culpa y ansiedad, trastornos del apetito, del sueño, falta de concentración, déficit de conductas sociales o exceso de conductas inusuales.

La depresión altera la vida de la persona que la sufre en muchos ámbitos de su vida.

Y cuando todo se vuelve grisáceo, lúgubre y pesado, hasta el dolor deja de doler tanto. Desaparece el sentir. Solo se quiere dormir, que pase el tiempo, que vuele el ánima.

Despertador en la cama para señalar estados de ánimo como la tristeza o la apatía.
«A veces, los estados tristes y melancólicos nos comen demasiado tiempo»

Es natural experimentar estos estados del ánimo a lo largo de la vida. Todos pasamos por diferentes situaciones, y lógicamente, nos llevarán a experiencias emotivas y personales muy distintas. Pero cuando comen a nuestro reloj más momentos de los que deberían, se convierten en compañeros de viaje desagradables que nos impiden vivir en libertad.

Debemos estar alerta, conocerlos para poder reconocerlos.

Acogerlos y entenderlos para poder invitarles a buscar su lugar y su momento.

Sanar el dolor incluyendo nuevas emociones que nos permitan seguir avanzando, creciendo y creando.

Ana Sainz-Pardo

Foto de Fillipe Gomes

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