DEPRESIÓN DE OTOÑO, E INVIERNO… Qué es y cómo afrontarla.

Hoy hablo de esa depresión típica del otoño, y del invierno…

Cada año los cambios de estación tienen un efecto sobre nuestro cuerpo y sobre nuestro ánimo. El humor varía y la energía también.

La llegada del otoño, para muchas personas, trae consigo un halo de añoranza, de belleza melancólica que anuncia los meses posteriores de frío, y de falta de luz.

Con estas condiciones puede aparecer sensación cansancio, alteraciones en el sueño, dificultades de concentración y/o un estado anímico bajo. Además, y debido a esto, se pueden ver alteradas otras facetas de la vida personal y social, como son las relaciones interpersonales o la productividad en el trabajo o en la escuela.

Si las sensaciones se hacen muy acusadas, podría derivar en un Trastorno Afectivo Estacional, que es un tipo de depresión que oscila en función de los cambios estacionales. Comienza y finaliza aproximadamente en la misma época cada año, los síntomas inician en otoño, continúan durante el invierno y desaparecen con la llegada de días más luminosos, cálidos y largos.

Los síntomas del Trastorno Afectivo Estacional pueden comprender:

· Sentirse deprimido gran parte del día, casi todos los días.

· Falta de interés en actividades sociales y de ocio (por las que antes sí tenía interés).

· Alteraciones en el sueño.

· Sufrir cambios en su peso o apetito.

· Sentirse desganado o muy inquieto.

· Irritabilidad.

· Falta de concentración.

· Fatiga y poca energía.

· Sentirse desesperanzado, inútil o tener sentimientos de culpa.

· Tener pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Los síntomas específicos de la Depresión de Invierno, del trastorno afectivo estacional que aparece en esta estación concreta comprenden:

· Exceso de sueño.

· Cambios en el apetito, en especial, compulsión por alimentos ricos en hidratos de carbono.

· Aumento de peso.

· Cansancio o falta de energía.

La causa específica de este trastorno aún es desconocida, pero sí que se sabe que la falta de luz incide directamente en la segregación de serotonina (que la disminuye) y melatonina (que la aumenta), ambas importantes en procesos esenciales como la alimentación, el sueño, el ánimo o la energía.

La serotonina es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, pero que también regula la sensación de saciedad, la temperatura corporal y el apetito sexual.

La melanina es una hormona natural de nuestro cuerpo encargada de regular nuestro reloj biológico, nos hace dormir cuando hay oscuridad y nos hace despertar con la luz. Además, regula el apetito, modula la producción de gonadotropinas, estimula la secreción de la hormona del crecimiento, mejora el sistema inmunológico y es antioxidante.

Sí que se sabe que afecta a entre el 1% y el 10% de la población, que la edad media de aparición está entre los 20 y los 35 años, que afecta más frecuentemente a mujeres que a hombres, y que es más común en lugares donde hay poca luz solar.

Para hacer más llevaderos el otoño y el invierno podemos hacer algunas cosas que nos ayuden a mantenernos en equilibrio:

1. Exposición a la luz. Salir a la calle, aprovechar cada rayito de sol, e incluso estando nublado podemos salir a respirar el aire fresco y que nos de la luz natural en la cara.

2. Hacer deporte. Porque la actividad física tiene un efecto directo sobre la serotonina y las endorfinas (sustancias naturales que nos alivian el dolor y dan sensación de bienestar), por lo tanto, nos ayuda a estar de mejor ánimo y menos fatigados.

3. Alimentación saludable. Cuidar lo que comemos sin duda será de gran ayuda para sentirnos mejor. Reducir el dulce e incorporar alimentos ricos en proteínas, y muchas vitaminas, que encontramos en las frutas y las verduras de temporada.

4. Adaptar nuestros descansos diarios. Con menos luz, más melatonina. A más melatonina, menos energía en nuestro cuerpo, por tanto, debemos tenerlo en cuenta y adaptarnos a ello. Concedernos tiempo para descansar, recuperar y pausar cuando (y cuanto) sea necesario. Nos ayudará también no acostarnos ni levantarnos muy tarde, aprovechar la luz de la mañana favorecerá el equilibrio en nuestros ritmos vitales.

5. Ocio de estación. Disfrutar de las cosas interesantes y divertidas que nos ofrece la temporada, como planes de ciudad, exposiciones, visitas turísticas/culturales y museos, y si es con amigos, ¡mejor que mejor! Debemos mantener el contacto con nuestro círculo social y salir de casa siempre que podamos.


A mí el otoño, tan amarillento y anaranjado me parece una lámpara de casa encendida en un rincón. Me recuerda al calor del hogar después de un largo paseo entre hojas de colores cálidos.

Lo vivo como un túnel hacia el invierno, como un bonito pasadizo para llegar a los tonos más grises y al lúcido blanco. Y al vaho en el aliento, escarcha en el césped y hielo en los cristales.

A los cielos encapotados, las cabezas bajas y las prisas.

A las manos, la nariz y los pies congelados.

Y por supuesto, a la mantita y al sofá…

Cuidarse para atravesar los cambios de estación es importante.

Estar preparados, atentos y listos para adaptarnos a lo que venga; con buen ánimo, flexibilidad, amor, y también humor, ¿por qué no?.

Ana Sainz-Pardo

 

Foto de Riccardo

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