El ESTRÉS es una respuesta natural y adaptativa de nuestro organismo ante una amenaza, un desafío o una demanda. Consiste en una sobreactivación física, mental y psicológica que ayuda a la consecución de metas.

De forma más técnica o teórica, el estrés se puede clasificar como:

· estrés negativo (distrés)

· estrés positivo (eustrés)

Centrándonos en el estrés positivo o EUSTRÉS, podemos decir que es un tipo de estrés que nos activa y nos encamina a la consecución de objetivos y metas. Nos motiva a afrontar los retos y cambios, haciendo que el organismo se adapte a las circunstancias y que se experimentan sensaciones agradables.

De hecho, el prefijo griego “eu” indica que es algo bueno.

Esto no significa que no sintamos la tensión que nos puede causar una situación nueva o que nos genere dificultades, si no que esa tensión nos resulta estimulante. Prevemos que la recompensa por superarla merecerá la pena.

Está relacionado con la calidad de vida. Al proporcionar bienestar y fomentar la acción, ayuda a incrementar la vitalidad, la ilusión y la energía. Ayuda también a ser personas más creativas, innovadoras e impulsa el talento.

Despertador que simboliza el estrés porque nos despierta las ganas de "hacer".
El estrés positivo nos despierta las ganas de «hacer».

Por otro lado, es muy interesante ver cómo, debido a ese impulso que tiene sobre la motivación, influye en la autoestima y el autoconcepto puesto que surge de las expectativas positivas que las personas ponen en sí mismas.

Se puede entender, por lo tanto, que experimentar un poco de eustrés puede ser beneficioso para el día a día de las personas, para su propia relación interior y con su entorno, y para su salud psicológica.

Si quieres saber más sobre el ESTRÉS, puedes verlo aquí.

Ana Sainz-Pardo

Foto de Stacey Gabrielle Koenitz Rozells